domingo, 22 de febrero de 2009

El vuelo del águila

Carlos Alberto Pérez Aguilar

Le vendo un zarape. Un zarape de color rosa mexicano con encajes verdes, azules y blancos; en su centro tiene la imagen tejida del calendario azteca y debajo con letras blancas la palabra “México”. Lo vendo en 50 pesos, el único inconveniente es que en la etiqueta viene impreso “Made in China”; pero son “pequeñeses”, es un “detallito” y nada más… pero eso sí, es más barato que los hechos en México.
En estos momentos la etiqueta del águila en la que debajo se plasma la garantía, que dice: Hecho en México, parece se está devaluando; y esa impresionante, agresiva y depredadora águila se ha transformado en un pequeño pollito come gusanos y que espera que la mamá gallina le de comer.
No discuto la calidad del producto mexicano, porque sin duda a nivel mundial son más ricos los tacos de carne asada de la esquina que los tacos “bell”, es más rica la cerveza mexicana que cualquier otra en el mundo (compitiendo al tú por tú con la alemana), el tequila nacional que el tequila chino (por que aunque no lo crea, ya hay tequila chino) sin detenernos para hablar de los juguetes, de los sombreros de charro, del maíz, de la carne, de los helados y así una infinita lista de cosas buenas, bonitas pero no tan baratas que hay en este país. Lo que discuto es la capacidad de comercialización y la decaída del precio de los productos mexicanos en el extranjero, que se llevan lo bueno para dejar en el país lo “no tan peor” o muy en las buenas lo que “pasa”. El mayor problema de esto es que afuera lo venden más barato. Y si llegan a ser caros los productos mexicanos en el extranjero, son por los aranceles de exportación y no porque de aquí se venda caro para allá.
¿Qué es lo que está pasando en este país?... Realmente es difícil entender muchas cosas cuando el dinero en la cartera no rinde. Pero deberíamos aprender del narcotráfico algo muy importante. ¡Sí!, que “lo bueno”, “lo puro” y lo “natural” (según consumidores) se queda en México y que la producción en masa sale al extranjero pero diluida con químicos después de haber pasado por laboratorios, e inmensas empresas dedicadas al tráfico de drogas, que consiguen que “en el otro lado” se vendan a un buen precio para los norteamericanos, lo cual provoca que el negocio sea rentable (y con esto no estoy diciendo que el negocio sea bueno o positivo para la nación, pero sí reconozco que usan una muy buena estrategia de mercado, la cual ha posicionado a la mota, a la cocaína, los ácidos, éxtasis, crack, entre otras drogas como de las mejores del mundo, si no me creen pregúntenselo a los spring breackers, a los pachecos y a los grifos).
Lo anterior es muy parecido a lo que hacen los chinos; traen cosas de mala calidad a “buen precio” y que se venden como pan caliente (sea la chingadera que sea). Lo invito a trabajar de estibador y acomodar cajas en el Puerto de Manzanillo para que se dé cuenta de qué cosas llegan. Desde vaquitas de plástico que al apachurrarse se hacen popó, pulseritas de colores, zapatos de plástico, calculadoras de hule, zarapes aztecas, sopitos refrigerados, pozole y hasta tamales… bueno un montón de cosas. Y saben qué es lo que se llevan… Cemento mexicano, acero y materia prima; ¡pues claro!, claro está que no van arriesgar sus vidas al construir con cemento y estructuras “made in china”.
De manera utópica lo digo… deberíamos preocuparnos en producir para nosotros mismos, que la gente coma bien, estudie y se erradiqué la idea que en México se aprende para ser empleado, para ser jornalero… Y después de haber ganado esas batallas sin duda el águila dejará de ser come gusanos y buscará ser depredadora de nueva cuenta, pero eso sí… si pasa eso, no sólo habrá “unos cuantos” que manejen la economía y se vean beneficiados por las exportaciones, sino un chingo de cabrones, que permitan que México deje ser un país de “tercer mundo” y se convierta en un “México de primer mundo”… ¿Qué faltan? ¡Ganas!... ¡no!, yo creo que falta una nueva cultura, una nueva idea de lo que es INVERSIÓN.

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