sábado, 2 de marzo de 2013

El gran árbol de Parota



¿Qué hace un árbol  de Parota por la noche?
Mira las estrellas.
Escucha susurrar al silencio.
Habla con Dios.

Se reclama así mismo, una y otra vez.
Se culpa de su naturaleza.
Porque siendo tan grande él, tan frondoso, tan eterno...
Su destino es permanecer, siempre, en el mismo lugar.

Pero desde ahí, desde su sitio, el árbol de Parota sueña, vive.
Es refugio de aves que en sus brazos anidan
y que también le hacen volar y cantar en cada amanecer.
Porque vive con ellas en cada vuelo, cada canto, cada adiós.

Nostálgico el árbol de Parota se sabe protector.
También es guarida de roedores e insectos, que en él encuentran refugio.
Encuentran esperanza, logran oportunidades.
Aunque muchas historias, en muchas ocasiones, se pierden en la desilusión.

El árbol de Parota apunta por la noche la mirada al cielo, siempre.
Platica con la luna.
Brilla con ella en las noches de máximo resplandor como cómplices que son.
Son amigos.

El árbol de Parota se sabe enamorado de las estrellas.
Les habla, les cuenta, les dice que las va a cuidar.
Les recita poemas.
Les lanza posdatas con el sonido de sus ramas sacudidas por el viento.

¡Gran amante es el árbol de Parota!
Firme, leal, honesto, fiel... siempre, al sentimiento del amor.
Aunque insaciable ante el coqueteo de las estrellas.
Que a veces le quieren, pero otras le temen.

Habla el árbol de Parota con el firmamento estacionario, les seduce.
Le gusta hacerlo. Él sabe que estarán ahí y se harán compañía.
Todos los días les convence de esperar.
De aguardar la noche, sólo una noche más.

¡Loco es el árbol de Parota! se sabe fuerte no importando la estación.
Vive romances fugaces que para nadie existen.
  Existen cada vez que las estrellas fugaces recorren su techo.
Cuando dejan una estela, una centella, una pasión de relámpago.

Goza el árbol de Parota la realidad de su vida.
No conoce el infinito.
No tiene noción del tiempo.
No sabe cuándo crecerá, no sabe cuándo, ni cómo, morirá.

Sólo vive.
Quiere.
Ama.
En ese sitio que guarda, ahora, en una avenida de la ciudad.

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