“El Santo, el Cavernario, Blue Demon y El Bulldog”
La Sonora Dinamita
Porque el destino no perdona ni a la corrupción ni a la mediocridad, la lucha libre mexicana, que tuvo todo para conquistar los escenarios mundiales, ahora agoniza; tiene las cervicales destrozadas y la vertebral encorvada después de un certero martinete que le aplicaron los monstruosos consorcios norteamericanos que se burlan, se ríen, de promotores y fanáticos mexicanos a los que sólo nos queda ver en la lona a uno de los productos deportivos que mayor identidad le han dado al país.
En la memoria del Santo, de Blue Demon, del Solitario y de cientos de luchadores que ahora retirados están impotentes a la permisividad de promotores mexicanos, que parece están de acuerdo en que la lucha libre mexicana quede entre las cuerdas, ante un brutal espectáculo luchístico norteamericano que avasalla y le arrebata los espacios a una flacucha y debilitada lucha nacional que se quedará con los escenarios tradicionales, pero no los estelares, por la falta de planeación, organización, pero sobre todo de ambición.
Para muestra de la aceptación de la WWE (World Wrestling Entertainment) en México, sólo basta ver foros de discusión abierta en páginas de internet como la de Televisa Deportes, donde los comentarios dirigidos para este campeonato sobre pasan en más de un 1000 por ciento a los que se escriben para la lucha mexicana como la AAA y la tradicional liga del Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL), espectáculos que tiempo atrás no sólo fueron una forma de entretenimiento y deporte, sino forjadoras de leyendas y conceptualizó a una cultura nacional.
La falta de habilidad, convicción y deseos para invertir y promover la lucha nacional, en el mismo país y en el extranjero, han sido la principal causa de que los televidentes mexicanos prefieran otros productos deportivos internacionales ante la carencia de creatividad que motive la creación de íconos deportivos, ídolos, y a la par una industria del deporte sólida.
La falta marketing, la insuficiencia de historias en el interior de la lucha mexicana, han dado pie a la debacle de un espectáculo que perdió credibilidad y se disipó entre la vulgaridad y la falta de calidad.
Lo que anteriormente era considerado como el segundo deporte más popular en México perdió terreno, lo perdió ante una industria gringa que sabe cómo armar escenarios, historias y cómo llegar a los espectadores.
Hay varias razones para que espectáculos como el de la WWE sean exitosos en otros países; la primera, sin duda, es el potencial económico, pero más allá del dinero, influye el talento de dar apertura a la diversidad, a la pluriculturalidad, que han sido factores que intervienen para el éxito de la expansión de la lucha americana en un mundo globalizado. En México, cada fin de semana se presumía de un campeón mundial, un campeón de oriente, que obtenía triunfos en México, contra luchadores mexicanos.
Como ejemplo del triunfo de la WWE en México, que ya logró ingresar a canales de televisión abierta y cuenta con un alto rating en el país, principalmente entre adolescentes y niños, la manera en que creó la concepción de un Rey Misterio que triunfa como representante hispano de los enmascarados mexicanos; el hasta hace poco nuevo ídolo de la lucha libre mexicana ahora triunfa en EUA a conveniencia de los deseos de empresarios que desean devorarse un mercado, y que supieron llegarle a un público mexicano y latino que anhela héroes, ídolos, ya sea en casa, o de preferencia en casa ajena.
Pero, ¿por que escribir de lucha libre en una página de futbol?; ¡ah!, por una sencilla razón, porque al futbol mexicano puede ocurrirle lo mismo. ¿O a poco el futbol mexicano no está retacado de corrupción y mediocridad?
La Sonora Dinamita
Porque el destino no perdona ni a la corrupción ni a la mediocridad, la lucha libre mexicana, que tuvo todo para conquistar los escenarios mundiales, ahora agoniza; tiene las cervicales destrozadas y la vertebral encorvada después de un certero martinete que le aplicaron los monstruosos consorcios norteamericanos que se burlan, se ríen, de promotores y fanáticos mexicanos a los que sólo nos queda ver en la lona a uno de los productos deportivos que mayor identidad le han dado al país.
En la memoria del Santo, de Blue Demon, del Solitario y de cientos de luchadores que ahora retirados están impotentes a la permisividad de promotores mexicanos, que parece están de acuerdo en que la lucha libre mexicana quede entre las cuerdas, ante un brutal espectáculo luchístico norteamericano que avasalla y le arrebata los espacios a una flacucha y debilitada lucha nacional que se quedará con los escenarios tradicionales, pero no los estelares, por la falta de planeación, organización, pero sobre todo de ambición.
Para muestra de la aceptación de la WWE (World Wrestling Entertainment) en México, sólo basta ver foros de discusión abierta en páginas de internet como la de Televisa Deportes, donde los comentarios dirigidos para este campeonato sobre pasan en más de un 1000 por ciento a los que se escriben para la lucha mexicana como la AAA y la tradicional liga del Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL), espectáculos que tiempo atrás no sólo fueron una forma de entretenimiento y deporte, sino forjadoras de leyendas y conceptualizó a una cultura nacional.
La falta de habilidad, convicción y deseos para invertir y promover la lucha nacional, en el mismo país y en el extranjero, han sido la principal causa de que los televidentes mexicanos prefieran otros productos deportivos internacionales ante la carencia de creatividad que motive la creación de íconos deportivos, ídolos, y a la par una industria del deporte sólida.
La falta marketing, la insuficiencia de historias en el interior de la lucha mexicana, han dado pie a la debacle de un espectáculo que perdió credibilidad y se disipó entre la vulgaridad y la falta de calidad.
Lo que anteriormente era considerado como el segundo deporte más popular en México perdió terreno, lo perdió ante una industria gringa que sabe cómo armar escenarios, historias y cómo llegar a los espectadores.
Hay varias razones para que espectáculos como el de la WWE sean exitosos en otros países; la primera, sin duda, es el potencial económico, pero más allá del dinero, influye el talento de dar apertura a la diversidad, a la pluriculturalidad, que han sido factores que intervienen para el éxito de la expansión de la lucha americana en un mundo globalizado. En México, cada fin de semana se presumía de un campeón mundial, un campeón de oriente, que obtenía triunfos en México, contra luchadores mexicanos.
Como ejemplo del triunfo de la WWE en México, que ya logró ingresar a canales de televisión abierta y cuenta con un alto rating en el país, principalmente entre adolescentes y niños, la manera en que creó la concepción de un Rey Misterio que triunfa como representante hispano de los enmascarados mexicanos; el hasta hace poco nuevo ídolo de la lucha libre mexicana ahora triunfa en EUA a conveniencia de los deseos de empresarios que desean devorarse un mercado, y que supieron llegarle a un público mexicano y latino que anhela héroes, ídolos, ya sea en casa, o de preferencia en casa ajena.
Pero, ¿por que escribir de lucha libre en una página de futbol?; ¡ah!, por una sencilla razón, porque al futbol mexicano puede ocurrirle lo mismo. ¿O a poco el futbol mexicano no está retacado de corrupción y mediocridad?
Escrito por: Carlos Alberto Pérez Aguilar
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